18.4.13

  Bruto descolgó la capucha nueva del gancho que había en el respaldo de la silla, pero en cuanto John la vio y comprendió lo que era sus ojos se llenaron de horror. Me miro y esta vez vi enormes gotas de sudor en la curva de su calva. Parecían tan grandes como huevos.
-Por favor, jefe. No me pongan eso en la cara-murmuró- No me dejen a oscuras, por favor. Tengo miedo a la oscuridad.
  Bruto, con la capucha todavía en la mano, estaba paralizado; me miró y enarcó las cejas, Sus ojos decían que la decisión estaba en mis manos, que haría lo que yo ordenara Intenté pensar con la mayor rapidez y claridad posibles, cosa que resulta extraordinariamente dificil con la cabeza latiendome del modo que lo hacía. La capucha no formaba parte de la ley sino de la tradición. En realidad, se utilizaba para evitar a los testigos una visión desagradable. De repente, supe que esta vez no quería ahorrarles sufrimientos. Después de todo, John no había hecho nada malo en toda su vida para merecer aquello.  Ellos no lo sabían, pero nosotros sí, y decidí conceder al grandullón su último deseo. Además, era probable que Marjorie Detterick me enviara una nota de agradecimiento.
      -Muy bien, John- susurré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario