¿Era posible que no oyeran? ¡Dios Todopoderoso! ¡No, no! ¡Ellos escuchaban! ¡Ellos sospechaban! ¡ELLOS SABÍAN! ¡Estaban burlándose para aterrorizarme! Esto pensé y esto pienso. ¡Pero cualquier cosa era mejor que esa agonía! ¡Cualquier cosa era más tolerable que ese escarnio! ¡No podía soportar más aquellas sonrisas hipócritas! ¡Sentí que debía gritar o morir! ¡Y ahora, otra vez, se escuchaban más fuerte, más fuerte, más fuerte!
- ¡Villanos! -grité- ¡No disimulen más! ¡Admito el hecho! ¡ Arranquen los tablones! ¡Aquí, aquí ¡Este es el latido de su horrible corazón!
Edgar - "Corazón delator" 1845
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